La jarapa alpujarreña es un tipo de tejido tradicional de las Alpujarras, región que comparten las provincias de Granada y Almería.
El origen de la jarapa viene de la época árabe y se ha convertido en todo un símbolo de las Alpujarras. Durante siglos, ha tenido distintos usos, desde cubierta para los mulos y caballos, hasta alfombras o cortinas. Su esencia reside en la reutilización de materiales, obteniendo su tela de trapos y otras prendas de vestir que hayan perdido su uso original.
En la actualidad, es uno de los sellos de identidad de la zona, siendo un elemento representativo en las casas las Alpujarras. Al igual que los terraos y tinaos, la jarapa ha pasado de ser un componente para facilitar la vida en los pueblos que conforman la región, a formar parte de la decoración típica de estos lugares de Granada y Almería. Asimismo, comparte ese componente de sostenibilidad, utilizando, en este caso, materiales reutilizados.
Además, la jarapa alpujarreña es un recuerdo ideal que puedes comprar tras tu visita. En pueblos como Capileira, Pampaneira o Bubión es muy habitual encontrar tiendas en las que obtenerlas.
Si quieres saber un poco más sobre la jarapa antes de visitar la Alpujarra Granadina o la Alpujarra Almeriense, sigue leyendo y encontrarás toda la información que necesitas conocer.
La jarapa alpujarreña, tejido tradicional y sostenible
Historia de la jarapa
La jarapa tiene su origen en el siglo XVI, cuando se produjo la expulsión de los moriscos de la zona de las Alpujarras.
Antes de su expulsión, los moriscos contaban con uno de los mercados más importantes de España en lo que a seda se refiere, pero esto cayó tras su marcha. Como consecuencia, se abandonaron las plantaciones de morera y se instauró la “economía del desperdicio”.
Este tipo de economía se basaba en aprovechar y reutilizar los productos de los que disponían. En este sentido, intentaban darles otra vida a las prendas de vestir inservibles y trapos viejos, creando así los tejidos a base de “harapos” que se convertirían en lo que hoy se conoce como jarapa.
Su fabricación era un trabajo tradicional de mujeres y, las que se encargan de ello, acudían a los vecinos para que les entregaran ovillos de telas y ropas usadas. La tejedora los lavaba y cortaba en tiras de, aproximadamente, 15 milímetros de ancho y las agrupaba por colores. De ahí sacaba el “canillo”, que se introducía en la lanzadera del telar y se obtenían tejidos con unos colores vivos.
La jarapa tuvo un impacto positivo en la economía doméstica y, además de las Alpujarras, fue representativa en distintos lugares de Andalucía y la Región de Murcia.
Respecto a su utilización, esta ha sido muy variada a lo largo de la historia, pero, en la mayoría de los casos, respondía a un uso para cubrir las necesidades de cada momento. Cabe destacar las siguientes formas de uso que se le han dado:
- Cobertor: para ubicarlas entre el colchón y el somier, y así evitar que se dañara el colchón con los hierros del somier, así como conseguir un aislamiento del frío.
- Cubierta: para cubrir alimentos perecederos como el pan, de forma que no se pusieran malos.
- Protector: para los higos pasa. Antiguamente, tras su recogida, los higos se ubicaban sobre los terraos para que se secaran y los que no servían se metían en “orones” (unas grandes espuertas de esparto). Estos se cubrían con una jarapa y se pisaban en luna menguante, de forma que no criara gusanos. Este proceso se repetía hasta en tres ocasiones para que se pudieran comer.
Otros usos han sido para ponerlas encima de los mulos y caballos, recoger aceitunas o la matanza.
Hoy en día, su utilización es en general decorativo, viéndose sobre todo en alfombras o cortinas.
Cómo se hace una jarapa alpujarreña
A la hora de fabricar una jarapa alpujarreña es importante disponer de dos elementos principales: tejidos viejos y un telar.
Respecto al tejido, este es sencillo de encontrar, ya que quién no tiene por casa algún jersey, camiseta o trapo viejo que ya no se utiliza o que está un poco estropeado. El tejido seleccionado se tiene que cortar en finas tiras y preparar el ovillo que será introducido en la lanzadera del telar.
En lo que concierne al telar, este es más difícil de encontrar y es necesario saber utilizarlo y haber aprendido de alguien que explique cómo hacer una jarapa.
Para ello, en el pueblo de Bubión puedes encontrar el Taller del Telar de Jarapas Hilacar, donde, además de comprar una jarapa, podrás aprender cómo fabricarla y hacer tu propio diseño. A través de cursos en forma de talleres, Jarapas Hilacar te enseña cómo preparar el tejido, utilizar el telar y, en definitiva, hacer tu propia jarapa.
De esta forma, además de aprender el proceso de fabricación de las jarapas, podrás llevarte un buen recuerdo con un diseño realizado por ti.
Dónde comprar una jarapa alpujarreña
A la hora de comprar una jarapa alpujarreña, esta se puede conseguir en distintas tiendas de los pueblos que conforman estas comarcas de Granada y Almería.
En Capileira, Bubión y Pampaneira, tres de los pueblos más famosos de la Alpujarra Granadina, encontrarás diferentes tiendas a lo largo de sus cascos históricos, donde se exponen un gran número de piezas para comprar. Entre ellas verás alfombras, cortinas, mantas e incluso complementos como bolsos y mochilas.
Es tal la variedad de productos que podrás encontrar hechos con jarapa que te será difícil decidirte por uno.
Además, de estos pueblos, la jarapa alpujarreña es fácil de encontrar en otras localidades como Órgiva, Soportújar, Pitres, Trevélez o Lanjarón.
No me extrañaría que ya estés deseando de tener tu jarapa alpujarreña para decorar tu salón, sentir su calor o cualquier otro uso. Sin embargo, antes debes planear una visita a las Alpujarras, donde, además de seleccionar la mejor jarapa, encontrarás una tierra mágica en la que sumergirte en la tradición, la belleza y la calma.
Empieza agendando una fecha y busca un alojamiento desde el que poder explorar esta tierra. En la mayoría de ellos podrás encontrar jarapas decorando los distintos espacios y obtener ideas a la hora de comprar la tuya.
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Tu viaje no ha hecho más que empezar, aún te quedan muchas experiencias por vivir.
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